Autor/a: Ángel Granda Pérez
Universidad: Universidad Rey Juan Carlos
Usos: educativo, dotacional, cultural
Texto explicativo:
Desde los inicios del proyecto, el factor fundamental para el desarrollo del mismo ha sido el estudio de los usuarios que iba a albergar el edificio. Por esto mismo, vamos a contar cinco historias. Las historias de cada uno de los tipos de usuarios para los que se ha hecho el edificio y que han influido en cada uno de los espacios y en las condiciones de los mismos, ya sea por sus dimensiones, por las circulaciones, por los cerramientos o incluso por su acceso desde el punto de vista urbanístico. Estas breves historias nos van a ayudar a entender el edificio fuera de los planos, desde la visión de cada uno de los usuarios. Y ellos son: la familia Pérez, que son los turistas, Noelia, la investigadora de aves, Diego, el vecino de Tabernas, Paula, la festivalera y Miguel Ángel, el estudiante de cine.
La historia comienza con el viaje que hace la familia Pérez para disfrutar de sus vacaciones en Almería, más concretamente en el Cabo de Gata, pero antes de llegar, querían parar en la Escuela de Cine e Investigación, ya que esta salía en TripAdvisor como uno de los puntos clave que hay que visitar si pasas por la A-92, por situarse entre medias de los principales enclaves del cine espagueti western en Almería. Tras llegar a la Escuela por el desvío de la Nacional-340 no tardan en encontrar sitio en el parking de automóviles que hay próximo al edificio.
Pero ¿y la Escuela? Claro, las fotos que habían visto sobre el edificio en la aplicación móvil eran de los interiores, con las costillas de madera y los sube y baja de sus espacios, pero no se la habían imaginado por fuera. Y es que resulta que el edificio estaba semienterrado y que se entraba por la cubierta, y tal y como les habían dicho en la aplicación, era recomendable llevar o bien coches teledirigidos o bien drones si se tenían, ya que había un espacio reservado para ello. Y efectivamente, cuando Carmen, la madre vio el circuito, no tardó en ponerle las baterías al coche y arrancarlo. Mario, el hijo pequeño, era más de drones, y en cuanto llegó al espacio reservado para ello lo echó a volar. Al poco tiempo, su padre quiso volarlo también, con la mala suerte, de que el dron se le empezó a descontrolar y cayó por uno de los patios que comunicaba con la escuela. El dron había caído al patio dedicado a la zona de descanso de las aulas teóricas, donde estaba Noelia, nuestra investigadora. Al verlo, Noelia se levantó para cogerlo y llevárselo a Manuel, el padre. Noelia venía de investigar las aves de la zona del Paraje Natural, y estaba descansando en el fresco del patio tras haber caminado durante todo el día. Una vez le dio el dron a la familia, decidió irse a pasar a limpio todos los datos que había cogido en su cuaderno sobre las aves de Almería, al aula donde tenía sus cosas. Pero justo antes de entrar en el aula, la paran, “¿perdone, sabe dónde está la biblioteca?” Era Diego, un vecino de Tabernas que acababa de llegar a la Escuela en el autobús Tabernas-Gérgal-Almería desde la parada de transporte público que habían instalado con la construcción del edificio. “Sí mira, puedes ir por cualquiera de los dos caminos, la escuela es pequeña y no vas a tardar mucho, pero este de la izquierda es el camino más corto”. Tras dejar a Noelia, Diego se fue a la biblioteca, bajando por unas escaleras donde había gente leyendo bajo la luz del patio que había al lado.
Tras pasar el control de seguridad, se quedó fascinado con lo que veía, la biblioteca no se desarrollaba en una sola planta, se dividía en varias como un graderío, como una playa en la que el punto más bajo era un patio con árboles por donde entraba una luz de escándalo. Había visto el sitio perfecto para sentarse y ponerse a estudiar, mala pata que ya había alguien allí sentado. Diego se acercó justo cuando ella se puso a recoger “Perdona, no quería incomodarte y que te fueras”. A lo que Paula le contestó “Tranquilo, si ya me iba, empieza ahora una película del Oeste en la filmoteca que tenía muchas ganas de ver”13:10Y es así como Paula, tras despedirse de Diego, salía de la biblioteca para ir a ver la película. Llevaba ya unos días allí, durmiendo en el parking de caravanas, y en sus ratos libres se dedicaba a dar vueltas al edificio sólo para ver el diferente juego que hacían las costillas de madera con la luz de los patios a diferentes horas del día. Pero la película empezaba y hoy no podía dedicarle tiempo a eso. Según entró saludó a la gente de control y buscó sitio a mitad de la grada, donde se sentó en unos cojines cerca de un estudiante y se concentró en la película.
El estudiante de su lado era Miguel Ángel, y antes de que acabara la película se levantó, y sin hacer ruido, se fue, ya que tenía ensayo en el aula práctica grande. Tras bajar por las escaleras que llevaban a las aulas de ensayo, entró en el aula grande, la cual tenía en ese momento los cristales oscuros, ya que iban a grabar una escena para la próxima película de la Escuela. Resulta que los cristales estaban polarizados, y dependiendo de la actividad que hubiera dentro, los dejaban transparentes o los opacaban para que se viera o no se viera lo que estaba sucediendo en el interior del aula. Una vez acabó el ensayo, decidió irse a su habitación a descansar un poco, y subiendo las escaleras del gran ventanal entró en la entreplanta, y posteriormente, tras pasar por el patio que hacía las veces de gimnasio, en su habitación. Aquí es donde acaban las cinco historias de los cinco tipos de usuarios diferentes que han afectado directamente a la concepción del edificio.
Espero que con estos cinco puntos de vista se haya entendido mejor la idea que yo tenía de la Escuela que quería hacer cuando empecé a trabajar en ella. Gracias por leer 🙂