Estudio fotográfico para maquetas
El objetivo de realizar la maqueta de un proyecto suele ser presentarla mediante imágenes como apoyo de los planos que se presentan del mismo. Es por ello que la elaboración de estas fotografías ha de hacerse cuidadosamente para no mostrar de cualquier forma una maqueta en la cual hemos invertido una gran cantidad de horas. Para conseguirlo es aconsejable realizar un pequeño estudio fotográfico.
Lo primero es controlar el fondo que hay tras la maqueta. Para ello utilizamos una cartulina de color negro formando un plano tanto vertical como horizontal disimulando, si es posible, la unión de ambos planos creando una curva. De esta forma evitamos mostrar paredes, suelo, mobiliario y demás objetos del lugar donde vayamos a realizar las fotografías. El color negro también tiene otras ventajas, como no reflejar la luz y ayudar a resaltar la maqueta. Además, si lo que deseamos es mostrar las imágenes de esta sin fondo, tener un solo color tras la maqueta nos facilita eliminarlo en el proceso de postproducción.

Para iluminar no es aconsejable emplear la luz natural directa, ya que no es posible controlar su trayectoria y genera luces muy duras con sombras muy marcadas. En su lugar nos ayudaremos de un foco que podamos manejar libremente para simular en la maqueta la luz y el ángulo con el que incidiría en nuestro edificio.

Este tipo de iluminación suele dar lugar a imágenes trepidadas –movidas– ya que necesitan un mayor tiempo de exposición. Por ello es imprescindible emplear un trípode o algún elemento que nos permita estabilizar la cámara a la hora de realizar las fotografías. Si por algún motivo hay que realizarlas a pulso podemos aumentar la sensibilidad de la cámara aumentando el ISO. Esto reduce el tiempo de exposición pero valores muy altos pueden generar bastante ruido en la imagen, por lo que depende de la cámara que empleemos.

Una vez tenemos el pequeño estudio preparado, el siguiente paso es realizar las fotografías. Las vistas generales no suelen dar problemas puesto que se realizan a cierta distancia de la maqueta. Veamos cómo quedaría una imagen en bruto –sin retoques– de nuestro trabajo.

Sin embargo, al acercar la cámara para mostrar ciertas perspectivas del edificio aparecen zonas desenfocadas. Esto puede emplearse para centrar la atención en algún detalle o parte de la maqueta, pero si no es un efecto deseado, el resultado es una imagen muy borrosa. El motivo es que aparece un espacio por delante y por detrás del punto de enfoque donde la imagen no será nítida.

Si lo que queremos mostrar es una imagen enfocada tenemos varias opciones. La primera es ampliar la profundidad de campo modificando la apertura del diafragma, es decir, aumentamos el parámetro “f” de nuestra cámara. Esto conlleva que el tiempo de exposición sea mayor pero no supone ningún problema si estamos empleando el trípode. Si no es suficiente o la cámara que tenemos a nuestra disposición no nos permite usar este método, usaremos el mínimo zoom posible para así reducir la longitud focal. La última opción con la que contamos es alejar la cámara de la maqueta, realizar la fotografía manteniendo el mismo ángulo y recortar la imagen posteriormente. Vamos a emplear este método para ver cuál sería el resultado.


Con estos consejos ya podemos conseguir buenas fotografías de nuestra maqueta. Sin embargo, son imágenes en bruto recién sacadas de la cámara que necesitarán ciertos retoques para mejorar su presentación o para eliminar el fondo. Este proceso de postproducción lo explicaremos detenidamente en una futura entrada en el blog donde continuaremos trabajando con estas imágenes para ver su proceso desde el principio hasta el resultado final.
Pablo Ortiz Salado
Arquitecto y Colaborador DTF
pabloDTFmagazine@gmail.com