Errores típicos en las maquetas
En el presente artículo repasaremos algunos de los errores más típicos que suelen cometerse a la hora de diseñar una maqueta, a la vez que daremos algunas indicaciones para evitarlos. Consideraremos el caso más típico que se da en las maquetas destinadas al ámbito de la arquitectura, que es el de aquellas que se preparan para el corte láser de sus piezas.
En primer lugar nos gustaría destacar la importancia de la planificación y preparación previa. Es el momento en que deberemos decidir a qué escala vamos a realizar nuestra maqueta, los materiales que deseamos utilizar (o que haya disponibles) y los medios a emplear para llevar el trabajo a buen término.
Al elegir la escala, deberemos tener en consideración el objeto final de nuestra maqueta, pues además de estar eligiendo el tamaño final que esta tendrá, estaremos definiendo el nivel de detalle que queremos representar. De esta forma, elegiremos escalas grandes en aquellos trabajos donde busquemos un gran nivel de detalle y escalas pequeñas para maquetas en las que no se necesite tanta precisión, destinas normalmente a transmitir ideas generales del proyecto.
Es en este momento donde suele darse el primer error: normalmente se diseña la maqueta a partir de los planos preparados para el proyecto, escalándolos, pero sin tener en consideración qué materiales se van a emplear o sus características (resistencia y espesores). De esta forma, no es lo mismo preparar una maqueta en plásticos (normalmente metacrilatos), en DM (tableros de fibras de densidad media o MDF), o cartón. No todos los materiales están disponibles en todos los espesores, lo que nos llevará a tener que repasar concienzudamente nuestros planos escalados, para adaptarnos a los materiales deseados (o disponibles) y sobre todo, a sus espesores. También es importante considerar que, además de ser capaces de montar la maqueta y que esta sea estable, que tendremos que poder transportarla con garantías a su destino.
Y llegamos al segundo error común: una vez elegido el material y el espesor (o espesores) más conveniente, nos falta definir el tamaño de la piezas más pequeñas con las que podremos trabajar (y con ello, la precisión del trabajo). En ocasiones nos llegan diseños en los que se quiere emplear piezas que miden menos de 1 mm “porque es como queda al escalarla”, sin considerar que esa pieza no va a resistir ni si quiera que la manipulemos. Es el momento de repasar nuestros planos y plantearnos que si incrementamos alguna dimensión de esa pieza, pese a perder algo de fidelidad de escala, seguramente siga representado a la perfección aquello que pretendemos representar, y que nadie se va a parar a comprobar cuanto mide, pues no lo olvidemos, una maqueta sirve para mostrar una realidad simplificada, no ha de ser fiel al 100% en todo, pues no es necesario.
Superado este proceso de planificación es cuando ya podemos empezar a dibujar las distintas piezas que conformarán nuestra maqueta, proceso que puede llegar a ser muy laborioso y que no deberemos despreciar pues puede suponer la diferencia entre tener la maqueta lista a tiempo o no.
A partir de este punto es cuando empiezan a surgir pequeños errores de preparación:
- Limpieza a la hora de trabajar: hay que minimizar el número de capas con las que se trabaja a las imprescindibles, dejando se tener sentido aquellas que en proyecto podían llamarse “pilares”, “forjados”, “ventana” etc… siendo mucho más útiles las que definen “grabados”, “corte interior” y “corte exterior”.
- Evitar las líneas superpuestas: las máquinas de corte láser, pese a que parece que funcionan como un impresora, no es así. Si tenemos 3 líneas superpuestas, la máquina ve esas tres líneas y cortará tres veces por el mismo sitio, lo cual normalmente implica quemar el material. Esto es de vital importancia a la hora de juntar piezas para optimizar el consumo de material, pero hay que asegurarse de hacer bien, eliminando las líneas superpuestas.
- Espacio de separación entre piezas: como consecuencia directa del apartado anterior, a veces resulta preferible separar las piezas entre sí dejando un pequeño espacio, de forma que nos aseguremos que no se corta dos veces por el mismo sitio, siendo la separación recomendable de unos 3 mm para la mayoría de los casos.
- Tamaño de la pieza más grande e indivisible: hay que consultar el área de trabajo de la máquina que se empleará para el corte, pues en ocasiones nos definirá cuán grande puede ser una pieza de nuestra maqueta, obligándonos a replantearnos el diseño de la misma.
- Densidades de grabado: algo muy típico es querer grabar partes de la maqueta como si de una impresión se tratara, y es algo que en ocasiones puede resultar muy contraproducente, pues se incrementa el tiempo de trabajo de la máquina, cuando cubriendo ese mismo espacio con un material de textura o color distintos conseguiríamos el mismo efecto (o con grabados de mucha menos densidad).
Por último, pero no menos importante, resulta imprescindible aportar de toda la información necesaria: a la hora de preparar una maqueta, y sobre todo si no somos nosotros mismos quienes la vamos a realizar, deberemos comunicar toda la información relevante de la misma a la persona responsable para que pueda trabajar sin problemas.
Héctor Cardona Beltrán
Gonzalo Ruiz González-Espresati
Ingenieros y Redactores DTF
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